EXCRECION EN ANIMALES

La excreción es la expulsión al exterior de los productos perjudiciales que hay en el medio interno de los organismos. Uno de los productos de desecho de la respiración celular es el dióxido de carbono, que se expulsa mediante la ventilación. Pero también se producen otras sustancias, como el amoniaco, que deben eliminarse porque, si se acumulan, son tóxicas. Para ello, los animales tienen diversos sistemas.

Los animales más sencillos, como las esponjas y las medusas, vierten directamente las sustancias de desecho al medio. Los más complejos deben usar sistemas excretores adecuados, a fin de recoger las sustancias de desecho de todo el cuerpo y expulsarlas al exterior. Además, en los animales hay determinadas estructuras que también realizan funciones excretoras, aunque su función principal sea otra distinta.

Estructuras excretoras no especializadas:

Los pulmones de los vertebrados y las tráqueas de los insectos expulsan dióxido de carbono. La piel húmeda de los anfibios expulsa dióxido de carbono. Las glándulas sudoríparas de la piel de los mamíferos producen un líquido con una composición similar a la de la orina, aunque más diluida.

Las branquias expulsan dióxido de carbono y amoniaco.

El hígado elimina la hemoglobina procedente de los glóbulos rojos destruidos, en forma de pigmentos biliares. Éstos pasan en la bilis al intestino y son eliminados en las heces fecales. Además, el hígado es el órgano responsable de la transformación de la mayoría de las sustancias tóxicas antes de su excreción.

Algunas estructuras sólidas contienen productos de excreción precipitados. Por ejemplo, las mudas de los artrópodos; las escamas blancas, ricas en ácido úrico, de las alas de algunas mariposas; los cuerpos grasos de muchos insectos; etc.